278. GEN MACANUDO
- Pajas Bravas
- 14 feb 2020
- 4 Min. de lectura
- ¿Che, que haces mañana para el día de San Valentín? ¿Salís con tu marido?
- Noooooo. No creo en estas fechas comerciales. Me rebelo. Salgo hoy.
- ¿Hoy? Jajajaja. El 13 de febrero es el día de los amantes.
- Sí, ya sé. Prefiero ser eso que la cursilería del día de los enamorados. Una cucharada sopera de leche condensada. Dejame de joder…
Entonces anoche me disfracé de amante. Una hora y cincuenta y cinco minutos tardé en hacer un inventario, control de stock y elección de la combinación más letal.
- Apa, gorda. ¿Qué onda?
- Nada, me puse lo primero que encontré.
- A la “merda”, voy a tener que ponerme algo acorde entonces.
En tres minutos se tiró un jean, una remera y zapatillas.
- ¿Cómo estoy?
- Perfecto
Yo creo que los hombres no tienen un Sistema "Nervioso" Central. Ellos son dueños de un “Sistema Central”. Creo que la superficie del lóbulo frontal masculino es llano. Pero no es agresivo esto que postulo, al contrario. No tienen esas cisuras que le dan tanto relieve al frontal femenino, tanto surco al terreno, tanto enrosque al vestidor.
Buehhh… les decía. Nos subimos al auto y encaramos la cita romántica. Directo y sin escalas a Capital Federal. Y acá va una pequeña aclaración: La gente nacida en la Cuidad Autónoma de Buenos Aires le dice “el Centro” y se viste normal... La gente nacida en el conourbano bonaerense (y criada en Tanti), le dice “la Capital”. Nosotros, los bonaerenses, cruzamos Puente Saavedra y nos sentimos turista, y nos vestimos por demás elegante por estas dos cuestiones que acabo de explicar: vamos a la Capital y somos turistas.
Llegamos al restaurante. Comida peruana, mi preferida.
- ¡Qué tal! Arranquemos con un pisco sour, por favor.
La charla comenzó muy amena. Traté de interpretar mi papel de amante lo mejor que pude. Pero es muy complicado jugarse a ejecutar el rol de hembra sexy y no caer en lo burdo. O en lo risible. O en lo ridículo. O peor, en lo grotesco.
De todas formas, crucé las piernitas un par de veces y las desanudé para llamar la atención. Un dedo dentro de la boca y los ojos entrecerrados. Dicen que me parezco a Nicole Kidman. Anoche era la viva imagen.
- Mirá gorda, no estoy de acuerdo. Simplemente, no me parece.
Acá empezó a leudar la masa.
Definición de Incompatibilidad: Amantes con hijos.
- Tienen 17 y 15 años. A esa edad, los pibes iban a la guerra. Lo único que tienen que hacer es abrir el freezer y sacar las empanadas. Nada más.
- Si, pero están crudas. Tienen que cocinarlas.
- ¡¿Yyyyyyyy?! Las meten en el horno y esperan. Te juro gordo que no te entiendo. Creeme, de hambre no se van a morir.
- Y noooo, porque terminan haciendo un pedido de delivery.
La masa se calentaba.
- ¿Me traes otro pisco sour, por favor? Que sea doble. Gracias.
Y justo cuando la masa se quemaba, el gen macanudo…
En la mesa contigua, una pareja. Ella comentó que lo que había pedido era muchísimo. En broma, me ofreció. Yo, bahhh mi gen macanudo, le devolvió otra broma. Y broma va, broma viene, terminamos íntimas. Resulta que vivimos a dos cuadras, que compartimos el mismo círculo de conocidos, que nos gustan las mismas cosas, que somos el gin y el tonic. Tanto fue el amor que nos profesamos con mi nueva mejor compañera de mesa, que tal vez pude haber descuidado un poco la cita amorosa.
Claro, mi marido y su marido comparten la condición de “varón” con todo lo que eso implica. Y a los hombres mucho no les interesa si conocen gente en común, o si la vecina que vive a dos casas de la mía es profesora de biología, o si sus hijos hubieran podido abrir el freezer y cocinar las empanadas, o si su suegro era entrenador del Belgrano Athletic, que inmediatamente abre otro abanico de infinitas nuevas posibilidades de más y mejores conocidos.
Yo no podía estar pasándola mejor… bahhh no yo, mi gen macanudo. Nos reíamos con mi nueva mejor compañera de mesa sin el más mínimo decoro. Carcajadas que muestran orgullosas los eximios tratamientos de conducto. Se nos llenaban los ojos de lágrimas. Golpeábamos la mesa con los puños. Repetimos un par de chisten varias veces como para instalarlos. Nos sacamos unas selfies también, con el único fin de sellar lo nuestro para siempre. Compartimos postre e intimidades.
Y nuestros maridos, estupefactos. Lo único que podían hacer era conmiserarse el uno con el otro. Ver la desgracia propia reflejada en la mirada compasiva de aquel ser desconocido. Y, así como sucede en cualquier situación de catástrofe natural, estos dos extraños se hermanaron.
Por supuesto que en el viaje de vuelta, justamente en el día de los enamorados, hubo algún comentario amoroso del tipo:
- Para qué carancho te invito a comer, que alguien me explique…
- Pero yo no aprendo más…
- Ese GEN MACANUDO me tiene las…
Ya lo dice el profeta de los enamorados, Dr. Ricardo Arjona: “lo que te gustó de mi, hoy te provoca (furia) llanto”.
Yo estoy segura… esto no fue culpa nuestra. Digo, no fue ni culpa mía ni de mi nueva mejor compañera de mesa. Esto es culpa de las grandes corporaciones monopólicas que inventan estas fechas consumistas. Es culpa de los países desarrollados, de Perú y del pisco sour (sin dudas). Es culpa de la pretensión y la expectativa que le metemos a tremenda declaración abstracta e infundada: Día de los enamorados.
Según mi marido, es culpa única y exclusivamente de mi gen macanudo.
¡Qué tupé!
Feliz día de los enamorados a todos los que así lo consideren. Yo tuve un amante anoche, bah... la mitad de la noche. Hoy no tengo ni amante, ni enamorado. Nada. Solamente al macanudo, un gen. Cosas que pasan. (*)
(*) Parafraseando a mi amigo Pepe Larralde

Comments