Pajas Bravas

Aunque mis padres me anotaron en el Registro Civil con el nombre de Valeria, toda la vida me dijeron Valy. Sin embargo, el color y aspecto de mi cabellera es el motivo por el cual mis amigos me pusieron el sobre nombre de Pajas Bravas.

​

Me casé a los veinte años y enseguida tuve dos hios varones. En el 2008 nació Carola, mi hija. Era preciosa. El ser más luminoso que jamás había visto. A los pocos días le diagnosticaron una enfermedad neurometabólica. Y a los pocos meses, mi Panchita, partió. 

​

Hice dos años de terapia. Jamás pude soñarla, pero la visualicé como mariposa. Leí todos y cada uno de los libros que existen sobre "Las pérdidas", hasta que mi psicóloga me recomendó dejar la terapia y dedicarme a escribir.

​

Una amiga me ayudó con esto de la tecnología, y desde aquel momento, simplemente escribo y me curo de mis penas, mis broncas, me río de mi misma, de la relación con mi marido, con mis hijos, de Corchito (mi nuevo hijito) y hablo mucho de Carola.

​

Pajas Bravas es mi rincón en el mundo, el mío y el de mi mariposa. 

​

Valy Andrés

​