274. LA LÓGICA POR DEFECTO
- Pajas Bravas
- 13 ago 2019
- 3 Min. de lectura
Hoy me desperté aplastada contra el colchón. Un poco depre, un poco combativa. No les miento. Yo pongo el despertador a las 6:30 hs. Suena y le doy al botoncito de “postergar”. A las 6:39 hs vuelve a sonar y ahí, y sólo ahí, le doy al “detener”.
Esta mañana le di al “postergar” cuatro veces. Y cuando me levanté de la cama, mi silueta en posición fetal había quedado tallada en la cama de lo pesada que me había vuelto. Es el peso de la tristeza del duelo. El fucking duelo (Uds saben que no puteo, pero al duelo lo trato como quiero porque ya somos familia. Y hoy se merece mi falta de respeto). Y las fucking Fechas Chernobyl también, que las odio de manera visceral.
No sé Uds, pero yo nunca leo los manuales de instrucciones. Tengo esa gran falla. Instalo el aparato nuevo y pongo en marcha la lógica por defecto, que es un razonamiento instintivo en el cual uno aprieta todos los botones hasta darle al adecuado. Básicamente así funciona mi intelecto. Y, si bien logro comprender el funcionamiento con un delay importante, llego al mismo exacto puerto que mi cuñado, que sí lee todos los manuales. Lo importante acá es que llego. Quédense con eso.
A la carne al horno lo hago a ojo. ¿Cuánto le puse de pimentón? Ni idea. Bastante pero no tanto… Así hago la carne. Y sale casi siempre parecida.
A mi Honda Accord modelo 81 había que llevarlo a un taller mecánico cada vez que le fallaba el pasaje de nafta a gas… o también le podías pegar con un objeto contundente en un cañito y era lo mismo (y esta clase magistral nos la dio un policía que nos ayudó cuando nos quedamos parados al costado de la ruta y le propinó tres golpes con la culata de su arma).
Lo que quiero demostrar con todo esto es que la ciencia no es exacta. Y la lógica, menos. Y sino miren la polenta que la hacen con leche o con agua, con manteca o con aceite, con calditos, con sal o con las dos cosas… y siempre sale polenta. Mi madre mide la sisa de los tejidos con la mano, y es más precisa que con la regla. La música “franelera” de Lionel Richie es de difícil disolución, salvo cuando estas con tu chico y ahí es un regalo del cielo. No sé. No hay reglas tan exactas. Por lo menos eso es lo que pienso hoy. Mañana me puedo (y me voy) a contradecir…
Cuando murió mi hija, me mandaron a patadas a una psicóloga porque los duelos se atraviesan con psicólogos. Eso dicen. La vi menos de un año. Me dio el alta temprana y básicamente me dijo: “No te aguanto más. Sentate a escribir, eso te va a curar”. Y acá estoy. “Curada”.
Hoy es el cumpleaños de mi mejor amigo que partió hace un poco más de un mes. Otra vez me visita el fucking duelo. Esa cosa espesa que aplasta. Un manto compacto que asfixia. Y la bronca. Y el enojo. No hay formulas para atravesarlo. No hay caminos que acorten distancias. Hay que bajar y ver como se sube nuevamente.
Escuché por ahí que está semánticamente bien dicho: “Hubiera sido su cumpleaños”. La semántica y yo nos llevamos tan mal. Sobre todo cuando habla en pasado. El “Hubo de haber”… me saca. ¿Qué “hubo”? ¿Hubo? Qué verbo más feo. Corto, apático, culo, caca, no te escucho, no te aguanto. Cada uno mira la muerte como puede. Para mí, la muerte no se escribe en pasado. No es que llega la muerte y por añadidura tengo que emplear el “hubo de haber”… eh??? Me vuelvo loca si tengo que meter el pluscuamperfecto del pretérito recontra imperfecto… qué sé yo. Más allá de creer en la vida después de la muerte, o de no creer, Carola y mi amigo del alma “son”. Son y serán siempre. Son presente y futuro. Porque ocupan lugar físico y espiritual en todos los que los amamos. Están presentes todos los días. Me visitan. Me envuelven. Viven.
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¡Feliz cumple, Chiro! Por hoy y por siempre!!!!
Te quiero.

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