LA ADULTEZ
- Pajas Bravas
- 12 jul 2017
- 5 Min. de lectura
246. LA ADULTEZ Esta es la historia de la amiga de la prima de mi vecina, aunque sé que van a creer que se trata de mí. Pero sepan que lo voy a negar toda la vida. Y será su palabra contra la mía. Dicho lo cual, prosigo con la historia de la amiga de la prima de mi vecina, pero en primera persona. Ya me había sucedido en varias oportunidades, una más embarazosa que la otra. La primera vez que sentí que todo se me iba de las manos y que perdía el control, fue sobre una cama elástica. La excitación del momento, el jolgorio, la sensación (aunque efímera) de ser joven nuevamente, y así, una cosa lleva a la otra. Esa fue la primera vez que sentí que ya no era hermética. - Ehhh… ¿qué pasa? ¿Te bajas? - Seeeee, me aburrí… Esta cama elástica es una porquería. La que tiene Mili es mucho mejor… Luego volví a experimentar inseguridad en un pequeño pogo en un estúpido recital. Bahhh, inseguridad al principio, luego fue la más absoluta certeza. Ni que hablar de aquella corrida desesperada por frenar a algún hijo de caer en la pileta, eso también hizo sonar la alarma. “¿Para qué carajo corrí? Si sabe nadar este mocoso… Lo hubiera sacado con el sacabicho…”. Y por supuesto, alguna carcajada mal parida, alguna tos repentina, algún abdominal impertinente, algún grito insolente. La incontinencia, déjenme decirles, es la primera de las desgracias de la edad. - ¿No te sentas? - Nooo, gracias… estuve sentada todo el día en la oficina… - Ay pero… pensé que te quedabas a comer… - Siiii, pasame los fideos que los como así, de dorapa… vivo sentada, ¿viste?, estoy harta… Cuando la incontinencia se vuelve tu enemiga, al principio la peleas con uñas y dientes… eso dice la amiga de la prima de mi vecina. Salís a caminar por el hipódromo con dos toallitas “Always”, una encima de la otra… porque comprar “Plenitud Femme” sería aceptar el problema. Y, si pensabas romper tu récord de un trote ininterrumpido de casi setenta y cinco metros, agregas un rollito de papel higiénico. Es casi como hacer deportes con un Pampers Confort Sec. Pero la luchas. La luchas hasta la muerte. No das el brazo a torcer. Sabes que el climaterio es únicamente para los perdedores… Con el tiempo te das cuenta que la batalla estuvo siempre perdida. Eran molinos de viento reales y vos jamás fuiste una ingeniosa hidalga… Lo que sigue, son tiempos de resignación, eso me cuenta la prima de la amiga de mi vecina. - Che, el jueves vamos a jugar un partidito de tenis con Pachi y Gachy, las de sagitario… ¿te prendes? - Ehhhh noooo. Gracias. Quedé con mi abuela. Pero un día, simplemente te pudrís de no ser la dueña de tu vida. Convivías con este temita, y pensabas que podías manejarlo, hasta que ves que la cosa es al revés. Queres disimular, pero hasta tu hijo menor se da cuenta de que para estornudar es condición sine qua non cruzar las piernas. Patético. Las decisiones se toman una vez efectuado el control de líquidos. CONTROL DE LÍQUIDOS: 1) Tomé mucho líquido - SI/NO (Si la respuesta es SI (sobre todo con cerveza, el control da negativo) 2) Ingerí el líquido hace más de una hora – SI/NO (Si la respuesta es SI, el control podría dar positivo) 3) Si me muevo, se escucha una fanfarria dentro del estómago – SI/NO (Si la respuesta es SI, el control da negativo) 4) La actividad propuesta, es de impacto – SI/NO (Si la respuesta es SI, no queda nada más por hablar). Bueno, eso es lo que le andaba pasando a la prima de mi vecina amiga (¿o era la vecina de mi prima?). Se levantó un día harta de no poder ser una atleta de alto rendimiento y pidió un turno con la ginecóloga. - ¡Qué tal, prima de la amiga de la vecina de Valy! Tanto tiempo… - ¡Hola Patricia! ¿Cómo andas? - Yo, bien. ¿Vos? - Bien, bárbaro. - Bueeeeeno… vos me dirás… - Ehhhh, noooo, todo bien, bahhh, qué sé yo… un poquito incómoda a veces porque… bueno, es que a veces, cuando quiero por ejemplo escalar el Cerro Tronador… ehhh. - ¿Incontinencia? - Noooooo, ¿qué decís?… ehhh, si. - Bueno, vas a ir al Centro de Urología de Buenos Aires, y vas a ver a este doctor de mi parte, y él te va a contar como es la cirugía… - ¿¿¡¡¡CIRUGÍA!!!?? - Una pavadita, vas a ver… Durante tres meses mastiqué la noticia. Tres meses sin poder pedir un turno. Así estuvo mi vecina, que es amiga de mi prima. Es que no quería operarse. Era de locos. Ahora resulta que, porque perdía un cachitito de líquido, tenían que abrirla en dos… ¡Ridículo! - ¿Hola? Siii, qué tal… ¿para pedir un turno? - Si, ¿con qué doctor? - Con Garrido… - Ahhh, perfecto… con el urólogo entonces… dejame ver… - Seeee, con el urólogo… A medida que se acercaba la fecha, mi amiga y prima que vive al lado de mi casa, se iba poniendo cada vez más nerviosa. Odiaba la idea de una cirugía. No quería saber nada. Por momentos sentía que no debía ir al Centro de Urología, que lo mejor sería acostumbrarse a su condición y probar con pañales para adulto… tal vez eran más cómodos que la torre de toallitas. Pero llegó la fecha de la cita y, con su acatamiento y mansedumbre, fue con la dignidad en coma inducido. Manejó enojada todo el trayecto y no saludó al señor que le dio el ticket de estacionamiento. No tenía hambre y la enfurecía ver a las personas comiendo tan alegres… “¿De qué se ríe ese tarado?... ¿Nadie tiene problemas en esta estúpida ciudad?… ¿Todos andan en bici, manga de ecologistas trastornados?”… - ¿Hola? ¿Siii? - Vengo a ver a Garrido… - Sí, cómo no, turno con el uró… - logo… Seeee, el URÓLOGO… SÍ, ESE MISMO… - Permítame la credencial… “Este tipo quiere facturar, es obvio. Me va a decir que esto es una cirugía a cielo abierto y que solo opera en el Hilton de Puerto Madero”. - Bueno… veamos. Acá tenemos dos alternativas… “Ahí vamos con la cirugía” - La primera, y tal vez la más sencilla sería una cirugía… “Bingo” - Y la segunda es fisioterapia… - ¿Ehhh? ¿Como una Kinesilogía? - Si. Es una reeducación del suelo pélvico… - ¡¿Con electrodos?! ¡¡¿¿Ahí donde me imagino??!! - Si. - Yyyyy… ¡¿las sesiones son individuales o tengo que charlar con la mujer de al lado?! Mi prima se fue decepcionada, sin la más remota idea de qué hacer, interpretando el papel de la más Flora de las Gatas. No quería la cirugía, pero el temita de los electrodos le parecía aún peor. Son las cosas de la vida. La adultez y sus tonalidades. Cada vez que puede, la madama de los años vividos te cachetea con un golpe de realidad que despabila. Y, como que ya no esperas encontrar dignidad en los estudios médicos. Al contrario, cada vez son más adentro, y vos más abierta, y todo más estirado. Todo se vuelve más indigno con los años. La adultez te vuelve un poco más endeble, crocante y permeable.

Y el tipo que te dice “a ver, flojita, flojita, ahora tosé por favor…” Yyyy siiiiii genio… vine porque sufro incontinencia… Eso me contó mi vecina… Y de paso… mañana, 13 de julio, sigo sumando años! Quería compartir mi indigno cumpleaños con Uds. ¡L@s quiero mucho!
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