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235. ESCLAVA DEL MITO

  • Pajas Bravas
  • 8 feb 2017
  • 4 Min. de lectura

235. ESCLAVA DEL MITO El derecho a la defensa es el derecho fundamental de una persona a defenderse de los cargos que se imputan con plenas garantías de igualdad e independencia. ¿Escucharon? De igualdad. He basado varios de mis escritos en este concepto de la igualdad de género en la vida cotidiana. Se podría decir que, viniendo de una familia absolutamente patriarcal y siendo de base machista, me he ido convirtiendo en una ferviente luchadora a favor de la igualdad de sexos (aunque jamás me verán en el obelisco a medio desvestir). En este tiempo que llevo martillando con los dedos, he podido derribar varios mitos infundados tendientes a denigrar, mancillar y ofender el honor de las mujeres. Ahora bien, dicho lo cual, no quisiera continuar el curso hacia mi legítima defensa sin antes pedirles perdón a todas aquellas organizaciones por los derechos de la mujer y cualquier ONG tendiente a garantizar la igualdad de género. Perdón a mi madre. Perdón a mi abuela. Perdón a mis dos hermanas, mis cuñadas y mis sobrinitas. A todas aquellas personas que creyeron en mí, a ellas les pido perdón. Recuerdo con cierto pudor un escrito en el que hacía un fuerte descargo como damnificada (*1) y, por tal motivo, le pido perdón a la gente que trabaja en la Defensoría del Pueblo y a la gente de Vialidad Nacional. A los abogados, a los jueces, a sus secretarias y sus mujeres, a todos, perdón. En ese escrito mencionaba el manejo imprudente y discriminativo de un loco al volante, de ahí que le pido perdón a la gente de INADI, a las rubias y a las que las mandan a lavar los platos. Les pido perdón a las señoras de bien, a las locas lindas, y a las guarras. A las que manejan lento, las que salen arando y a Carola Casini. A las que manejan con tacos aguja, las que se descalzan y las que prefieren las ojotas. También a las que no conocen la diferencia entre una cubierta y una llanta, o entre frenar con o sin ABS. A todas. Anoche fue el cumpleaños de un hijo postizo. Hasta anoche, yo estaba orgullosa de ser la persona que fui. Aprovecho este escrito para pedirle perdón al Municipio de Tigre en general y a los vecinos de Rincón de Milberg en particular. Perdón a los paseadores de perros, a los ciclistas, a las que empujan los cochecitos y los maratonistas que utilizan la vereda como medio de vida. Quiero pedirles perdón a los defensores de animales, a los médicos, los ambientalistas y a quienes dedican sus vidas a mejorar la vida de otros. También quisiera pedirle perdón a la madre Teresa de Calcuta, a John Lennon, a Martin Luther King, a sus seguidores y a todos aquellos que vieron bondad en el hombre y lucharon a favor de la paz. Recuerdo ese escrito, el de la mujer al volante, con un tremendo pesar. También tuve el tupé de dar cátedra de cómo deben utilizarse las rotondas (*2). Hablaba de la necesidad de educar al conductor. Ese escrito también resuena dentro de mí con vergüenza. Recuerdo haber escrito acerca del efecto que tienen la renovación de la VTV (*3) y el uniforme del agente de tránsito (*4) en el comportamiento femenino, y del mal trato que vivimos a diario las mujeres cuando se forja la alianza denigrante marido – mecánico (*5). Aprovecho la oportunidad para pedirle perdón a mi mecánico Juani, al Gremio de Constructores de Cordones, Cunetas y Badenes de la Provincia de Buenos Aires y al personal municipal encargado de la reparación de calles y avenidas de los municipios del conurbano bonaerense. También le pido perdón a la gente de Neumáticos Calzetta, a los empleados de Fate Pininfarina y a toda la Industria del Caucho. Anoche, señoras, volviendo del cumpleaños de mi hijo postizo, justo después de que su padre bromeara acerca de mi manejo, y estando mi marido sentado de copiloto y mis tres hijos (varones) de testigos… anoche, señoras, cordoneé. Anoche, doblé antes que la curva. Cuarenta y cinco minutos antes, para ser exacta. Anoche, saqué la torta del horno antes de prenderlo. Señoras, me quebraron el saque. Rompí el equilibrio. Anoche actué de infiltrada en el bando rival, panquequié. Morí solita por la boca, esclava de mis palabras. Anoche, mostré los dientes cuando mi marido dijo: “¡Ay gooorda, por favor!”. Quería reventar en pequeños fragmentos. Quería gritar el Haka. Hubiera querido preguntarles si ellos nunca se llevan materias a febrero, o chocan, o queman tostadas, o manchan el pantalón con cloro. Quise convertirme en ortiga. Pero la bronca más enorme de todas era la de ser mujer y cordonear frente a un racimo de hombres. Anoche, señoras, le di letra al enemigo. Les pido perdón. ____________________________ Bloggografía (*1) UNA MUJER SATURADA AL VOLANTE:https://www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=1099887226715614&id=613818015322540&substory_index=0 (*2) LA ROTONDA: https://www.facebook.com/613818015322540/photos/a.613830245321317.1073741827.613818015322540/1043851078985896/?type=3&theater (*3) ESTRAGOS DE UNA INSEGURIDAD – LA RENOVACIÓN DE LA VTV:https://www.facebook.com/613818015322540/photos/pb.613818015322540.-2207520000.1421184038./758684014169272/?type=3&theater (*4) EL PODER DEL UNIFORME AUTORITARIO:https://www.facebook.com/613818015322540/photos/a.613830245321317.1073741827.613818015322540/816839088353764/?type=3&theater (*5) DOS CÓMPLICES: https://www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=841869312517408&id=613818015322540&substory_index=0

 
 
 

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Pajas Bravas? 

Me llamo Valy. Desafortunada en el juego, tengo toda mi fortuna en casa. Soy mamá de tres varones y de una mariposa que voló hace cinco años. Atrapada en un duelo durísimo, encontré la salida a través de Pajas Bravas, el rincón que me liberó y desde donde hoy simplemente escribo...

 

Y justo, cuando la oruga pensó que era el final, se convirtió en mariposa

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