top of page

231. ¿POLLO O PASTA?

  • Pajas Bravas
  • 22 nov 2016
  • 6 Min. de lectura

- Señora, ¿pasta o pollo? - Ehhh, pasta por favor. - ¿Para tomar? - Ehhh… - ¿Alguna gaseosa? ¿Agua o jugo? ¿Vino? - Ehhh… agua por favor. Con dos hielos… Como la campana para el perro de Pavlov, el sonido de las bolsitas de plástico en las bandejitas y la percusión de las botellas con cada sacudida del avión activaba el reflejo condicionado de esta señora que tragaba saliva sin parar. Como un ritual protocolar, mojó sus labios con la lengua, se enderezó en el asiento y refinó sus modales. Con ayuda de las dos mujeres sentadas a su izquierda, recibió la bandeja con ansiedad. Es que sintió que se había apurado en la elección de la comida y quería abrir el lingote de aluminio para develar su contenido. Ya había visto que el aspecto del pollo de las señoras de al lado era inmejorable y olía de maravilla. Mientras ordenaba las piezas del tetris gastronómico y corría el pancito, la mantequita y la bolsita con el azúcar y el palito para revolver el café, notó que las otras dos mujeres a su derecha también habían elegido pollo. “Es que todas eligen pollo a mi alrededor”, pensó turbada. Una de ellas lo devoraba con placer, y la otra movía los pedacitos de un lado al otro como dubitativa. Y esta observación la hizo sentir más sola que nunca. El tiempo pasaba para ella, su pasta y su salsa, y la añoranza por una mejor elección se hacía cada vez más real. Su deseo de entablar una conversación con las mujeres sentadas a su alrededor fue mayor que su recato y, casi sin quererlo, habló con las dos mujeres a su izquierda. - "El pollo tiene una pinta bárbara…" - "Siiii, está buenísimo. Yo de chiquitita siempre supe que pediría pollo, le tengo idea a las pastas. Parecen secas y duras de aspecto…" - dijo la mujer 1 a su izquierda. - "Tampoco es un manjar, no te creas. Pero prefiero mil veces el pollo que las pastas. Es más abundante y, cada tanto mezclado con el vinito, hasta parece delicioso…" - agregó la mujer 2 a su izquierda. - "Sí, tendría que haber pedido vino en vez de agua. Me apuró la azafata con la mirada y dije lo primero que se me vino a la cabeza…" dijo la mujer de las pastas. - "¿Están ricas las pastas?" – preguntó la mujer 2 a su izquierda. - "No sé, no las probé todavía. Fue lo que elegí toda mi vida. De chiquita sabía que sería una experta catadora de pastas… en serio, no se rían. Soy una profesional de alto rango…" - respondió la mujer de las pastas. - "¿Y nunca te sentiste sola comiendo tus pastas?" – insistió la mujer 1 a su izquierda. - "No seas bruta" – la regañó la mujer 2 a su izquierda. "¿Cómo le vas a preguntar eso?" - "Bueno, ¿qué sé yo? Me da intriga. Una vez que me siento con una que eligió pastas me dan ganas de preguntarle qué se siente…" - se disculpó la mujer 1 a su izquierda. - "Noooo, no te preocupes. No me molesta la pregunta… Dejame que te cuente desde el principio. Cuando una elige pastas de chica, se siente diferente…" - "Pero sola…" - comentó la mujer 1 a su izquierda. - "No interrumpas…" - la reprendió la mujer 2 a su izquierda. - "Si, tal vez un poco sola. Pero la diferencia es linda cuando sos joven. Te hace sentir especial, una mujer poderosa con toma de decisión y carácter. Y cuando saboreas el poder que te dan las pastas, terminás mofándote de las minas que eligieron pollo. Sentís que son mediocres. Que eligen pollo para no quedarse solas…" - "Yyyyy… en el fondo, tan equivocada no estás". – la volvió a interrumpir la mujer 1 a su izquierda. - "Noooooo, disculpame que te interrumpa" – le respondió con seguridad la mujer 2 a su izquierda a la mujer 1 a su izquierda. "No siempre se elige pollo por temor a la soledad. En eso discrepo absolutamente. Yo lo elijo todos los días porque realmente es lo que más me gusta". - "Bueno, eso es lo que pensaba el día que elegí pastas para el resto de mi vida. Que lo elegiría siempre por sobre todos por pollos del mundo. Pero la vida te demuestra con los años que nada es definitivo…" dijo la mujer de las pastas. - "Ahhh, entonces me das la razón… Te sentís sola ahora que los años pasaron y quisieras haber elegido pollo como nosotras…" -cuestionó la mujer 1 a su izquierda. - "No sé… No sé qué decirte…" - contestó la mujer de las pastas. - "Sí sabes. Sabes perfectamente que por más malo que sea el pollo, siempre va a ser mejor compartir el pollo que comer pastas sola…" - dijo la mujer 1 a su izquierda. - "Mirá que sos grosera, ¿eh? ¿Por qué no la dejas en paz con sus pastas? ¿Vos nunca quisiste pedir pastas, aún después de haber elegido pollo?" – le returcó la mujer 2 a su izquierda. - "¡Siiiii! Ooooobvio que siiii. Yo no tengo problema en admitirlo. Elegí pollo y no me arrepiento… pero cada tanto las veo a minas como esta, comedoras de pastas, vestidas con esos trajecitos, esos anillos, esas piernitas trabajadas, ni un pelo, esas lolas hechas, y obvio que quiero un poco de pastas. Ellas siempre hacen que me sienta inferior, tal cual como dijo ella, una mediocre come pollo. Mirá lo que es ella, viaja a todos lados con su carterita impecable, adentro debe tener las llaves de un auto con el llaverito de Swarovski, un bolsito con maquillajes que debe costar más que la hipoteca que tengo sobre mi casa, y el celular protegido con un seguro contra los rayones de sus uñas esculpidas… Mirá lo que soy yooo, como estoy vestida, mirá mi camisa manchada por mis hijos, esto es una mancha de pollo y esto es el maldito hierro “Fer-in-Sol” que no sale. Te pido porrrr favorrrr, mirá lo que es mi billetera, revienta de papelitos para reintegros, credenciales de toda la familia, la libreta de vacunación de mi bebé doblada en cuatro, mirá lo que es esto… ni un billete, todos comprobantes… ¿Y vos me preguntás si quisiera pedir pastas? Obvio que quisiera pedir pastas cada tanto… Ahora quiero que ella me conteste si no se siente sola comiendo pastas, porque acá estoy yo siendo brutalmente sincera…" - se desahogó la mujer 1 a su izquierda. La mujer come pastas intentó aguantar las lágrimas en vano. Los cristalitos salados brotaron de sus ojos sin mesura. Estaba agotada. Llevaba años harta de aparentar, y sobre todo, cansada de la soledad. - "¿Qué queres? ¿Qué sea sincera? SIIII. Claro que elegiría pollo si estuviera a tiempo de hacerlo. Con el diario del lunes te puedo decir que no hubiera permitido que las pastas gobernaran mi vida. Me encantaría pedirme un pollo para compartir. Me encantaría no estar tan sola, ni tener mi cartera tan perfecta, ni mi billetera tan ordenada. Me encantaría tener la camisa manchada de pollo y las lolas caídas por haber amamantado. Me encantaría, pero no fue lo que elegí. Yo soy una pobre poderosa solitaria come pastas… Nada más…" - se lamentó la mujer de las pastas. - "¿Mirá lo que hiciste? ¿Por qué fuiste tan lapidaria?" – le dijo indignada la mujer 2 a su izquierda a la mujer 1 a su izquierda. - "No te confundas… no son tan pobrecitas las comedoras de pastas. Cuando empiezan a sentir la soledad, ¿qué te crees? ¿Que se quedan solas comiendo pastas? Nooooooo, salen con sus pastas calentitas, con esas salsas hirvientes, y ese quesito derretido casi gratinado a tentar a todos nuestros comensales de pollos… y, ¿qué querés? Ellos también quieren un poco de pastas cada tanto… Por lo menos el mío quiso… y acá me vez, comiendo pollo… ¡sola! Yo, que había elegido pollo para toda la vida…" confesó la mujer 1 a su izquierda. __________________________ Antes que nada quiero decir que no tengo nada en contra de las que eligen pastas, ni de las que eligen pollo. Esto fue un pequeño disparate que tuve ganas de escribir. Un verdadero delirio. Sin embargo, y para ser franca, yo soy una mujer que eligió el pollo. Una feliz comedora de pollo. Aunque debo confesar que a veces, muy de vez en cuando, pienso en las pastas, en la facultad, en el éxito y en las Catalinas Norte donde pensé que trabajaría. A veces, muy de vez en cuando, veo mujeres en traje y tacos y pienso que yo pude haber sido una de ellas, aunque ahora no encuentro nada en el reflejo del espejo de aquella chica que alguna creí haber sido. A veces, muy de vez en cuando, quisiera dejar el libro sobre mi mesita de luz y, al volver a casa, encontrar que “el libro sobre la mesita de luz” sigue siendo todo el desorden del hogar. Pero cada día de mi vida agradezco la vida que llevo y no la cambio por ningún menú del mundo. Les pido a las mujeres que comen pastas, las ejecutivas que viven para sus carreras, su profesión y sus físicos, que sepan que nosotras también a veces muy de vez en cuando soñamos con sus vidas. Debe ser normal envidiar cada tanto lo que es tan opuesto. Entonces, cuando se sientan solas y deseen compañía, recuerden que fueron Uds las que eligieron pasta. ¡El pollo no se comparte!

 
 
 

Comentários


¿Quién está detrás de
Pajas Bravas? 

Me llamo Valy. Desafortunada en el juego, tengo toda mi fortuna en casa. Soy mamá de tres varones y de una mariposa que voló hace cinco años. Atrapada en un duelo durísimo, encontré la salida a través de Pajas Bravas, el rincón que me liberó y desde donde hoy simplemente escribo...

 

Y justo, cuando la oruga pensó que era el final, se convirtió en mariposa

Recipe Exchange @ 9pm!

Temas Relacionados
También en Facebook
  • Facebook Basic Black

Pajas Bravas  en Facebook

Mis Sponsors

© 2023 by My Weight Lost Journey. Proudly Created with Wix.com

bottom of page