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215. A MI QUERIDO GÜEMES

  • Pajas Bravas
  • 21 jun 2016
  • 4 Min. de lectura

Un par de semanas atrás iba sentadita en el auto escuchando por la radio a un historiador, o tal vez era diputado, o el mismísimo Gobernador, o directamente el dueño de Salta, no lo sé. Lo que sí sé, es que se trataba de un fanático del finado Güemes, pero uno de esos de pura cepa. Y lo que intentaba era contagiar a la Nación con su entusiasmo salteño por conmemorar el paso a la inmortalidad del General Don Martín Miguel de Güemes. Yo terminé la secundaria con notas altísimas en Historia. Recuerdo que me encantaba la asignatura. Después hice Sociedad y Estado en la Facultad, y también promocioné la materia con diez. Pero no sabía que Güemes se llamaba de esa manera, ni Martín ni Miguel. Para ser franca, nunca le había puesto nombre al General. Y para ser más franca todavía, casi un sincericidio habitual en esta página, no tenía idea quien era este tal Martín Miguel y no estaba para nada de acuerdo con agregarle un feriado más al ya desganado almanaque argentino. Les digo más, casi que si no resucitaban su nombre los salteños hace un par de días atrás, yo era una argentina más que lo volvía a dejar tendido en la intemperie de la memoria, tal cual murió en 1821. Este señor entusiasta siguió contando en la radio que, además de ser el líder de aquellas Guerras Gauchas que frenaron el avance de los españoles, sus victorias en el Norte (así como las de San Martín en Chile) lo convirtieron en pieza fundamental para conseguir la idolatrada libertad. El nombre del General Güemes aparece en las Invasiones Inglesas, en la Revolución de Mayo, en el Alto Perú, en Suipacha… y, por supuesto, en Salta. En Salta y entre los gauchos, por todos lados. Cautivó a Pueyrredon quien lo ascendió a grado de Coronel Mayor, se llevaba muy bien con San Martín y era amigo personal de Belgrano. Ja! Y yo no lo conocía. Así fue como miré a través de mi espejo retrovisor al asno que manejaba mi auto y lo que se olía era un vaho de ignorancia tan condensado que me hacía llorar de vergüenza. De golpe supe que si lo viera a Martín Miguel cruzando la calle, frenaría con vehemencia y le diría “gracias y perdón” o viceversa. Entonces llegué a casa y leí un poco más acerca de mi nuevo héroe. Resulta que el artículo 2° del decreto promulgado para este feriado expresa que se “desarrollarán acciones de difusión tendientes a promover la reflexión sobre la personalidad del prócer nacional y su gesta en defensa de la libertad e independencia de la patria, por medios adecuados y con antelación y periodicidad suficientes”. ¡Excelente! Me volví casi tan fanática como este señor que habló durante extensos minutos radiales. La idea de traer a la memoria de los argentinos a este hombre sobresaliente me parecía muy procedente. Pero se acercaba el feriado XL y Despegar,com no aflojaba con las promociones a Bariloche e Iguazú. Ni siquiera un mísero colectivo de línea a Salta. Claudia, Marcos y su tarjeta de crédito… podrían haber impulsado la compra de ponchos salteños y no ese inmundo sacón blanco. No sé, ni idea, yo soy tan solo una “escribidora”, para eso están los que trabajan en el DDPO (Departamento de Difusión de Próceres Olvidados). Y finalmente llegó el tan merecido 17 de junio. Las pausas publicitarias se atestaron de afeitadoras y celulares para papá, y de las acciones de difusión tendientes a promover la reflexión sobre la personalidad del prócer nacional, nada. Nada de nada. ¡Me cacho en diez! (Perdón por el exabrupto, pero fue lo primero que me salió). Vuelvo a sentir que el feriado no es otra cosa que una gran estafa. No voy a negar que me encantó quedarme en casa con los chicos, que lo disfruté horrores, pero no era el sentido original de esta pausa/reposo que nos tomamos los argentinos. En ningún momento fue mi intención escribir acerca de mi nuevo héroe. No, hasta anoche. El diálogo de mis hijos encendió la fiera come realistas y anti-patrióticos que dormía dentro mío: - Che, creo que tenemos que esperar hasta el año que viene para tener otro feriado de cuatro días. - Puffff ¿En serio? - Y siii. No creo que haya otro fin de semana así de largo este año. - Y este, ¿por qué fue? - Por Güemes que murió hace trescientos años. (¡¿Trescientos?!) - Ahhhh ¿Y qué hizo? - Murió, tonto. _________________________________ Querido General Don Martín Miguel de Güemes: Antes que nada quiero agradecerte por cada gota de sudor y sangre que derramaste vos y todos cuanto te acompañaron en la hazaña por liberar un país, mi país. También quiero decirte que finalmente lograste un feriado en tu nombre, el cual pareciera quedarte un poco holgado. Que así como moriste y quedaste tendido en la intemperie, así vivís en nuestro respetuoso olvido. Querido héroe de la Patria, te pido perdón. Este es mi granito de arena, Martín Miguel. Te saluda humildemente, Una nueva fanática tuya, una orgullosa argentina, (Argentina por mérito tuyo). Pajas Bravas.

 
 
 

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¿Quién está detrás de
Pajas Bravas? 

Me llamo Valy. Desafortunada en el juego, tengo toda mi fortuna en casa. Soy mamá de tres varones y de una mariposa que voló hace cinco años. Atrapada en un duelo durísimo, encontré la salida a través de Pajas Bravas, el rincón que me liberó y desde donde hoy simplemente escribo...

 

Y justo, cuando la oruga pensó que era el final, se convirtió en mariposa

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