193. SERÁ JUSTICIA
- Pajas Bravas
- 3 nov 2015
- 2 Min. de lectura
Como ya es costumbre, el interior de mi vehículo se volvió el escenario ideal para un sermón maternal. Yendo o volviendo de ese lugar particular que no recuerdo, la noticia de la madre que abandonó a su bebita recién nacida en un tacho de basura petrificó a mis hijos. Seguido a la sorpresa, los juicios de valor. Uno la quería matar, el otro la defenestró con insultos, y yo callada dejé que descargaran su aborrecimiento. Después, más calmados ellos, trabajé el tema con mesura. Porque fue lo que tuve que hacer un par de horas antes conmigo misma luego de haberla querido matar y de defenestrarla con insultos al escuchar la noticia. - ¿Uds creen que una mamá haría semejante atrocidad si estuviera bien de la cabeza? - No, pero… - ¿Uds conocen a esta señora? ¿Saben si es una mujer sana? ¿Saben si quiso quedar embarazada, si tiene el apoyo del papá de la beba? ¿Tienen alguna idea de su pasado, de su infancia? Porque yo no. No sé nada de esta mujer. No sé si fue abandonada por su madre, no sé si enloqueció, no sé absolutamente nada. Solo escucho las cosas que dicen y, a diferencia de lo que escucho… - Bueno, ma, pero la tiró a la basura. - Ya sé, es un espanto. Pero también piensen que no existe en el mundo entero una mujer que quiera dar a luz a su bebita en un baño público. Piensen en eso. Ya de entrada se ve que la cosa estaba mal. Está claro que la primera víctima es la beba, pero no sabemos si la mamá que hizo esto no sería la segunda porque no conocemos nada de ella. Entonces, por las dudas, les pido que traten de hablar siempre con moderación, primero porque no está bueno creer que tienen la verdad sagrada, y segundo porque no tienen idea si algún día cometerán algún acto de locura… - Ay ma, vos estás loca… - Y, la verdad, no sé, ni idea. Por las dudas, no me critiquen. ¿Qué es lo que busco con estas charlas? Tratar de que no sentencien a diestra y siniestra, algo tan típico de nuestra sociedad. Que no anden por la vida dictando veredictos porque no son Dios. En todas las historias, hasta la más espeluznante, hay dos relatos que escuchar y, si se puede, comprender. Esta bebita no es culpable de nada, eso está clarísimo, pero una mujer que toma semejante decisión en una estación de servicio claramente no está en su sano juicio. Y si lo estuviera, será ella la que dicte su propia sentencia y posterior condena perpetua porque seguramente la culpa la acompañará hasta el final. Esa tarde rezamos por la beba y por la madre. Porque… Proveer de conformidad, SERÁ JUSTICIA.

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