164. QUE EL MUNDO ME BANQUE UN MINUTO
- Pajas Bravas
- 12 jun 2015
- 3 Min. de lectura

164. QUE EL MUNDO ME BANQUE UN MINUTO - Uy chicos, shhhhhh, cállense un minuto. Este es un temazo… “Amiga mía, lo sééé… solo vives por él que lo sabe también… pero él no te ve como YO suplicarle a mi boca que diga que me confesado entre cooooooopas… que es con tu piel con quien sue…”. Ayer fui brutalmente interrumpida por este mundo que no me banca ni un minuto. Son muy pocos los temas musicales que me desmiembran, dejando mi cuerpo en automático mientras mi alma viaja lejos por años vencidos y recuerdos de una primavera juvenil soñada. Al mundo le pedí un minuto, y no fue capaz de dármelo. - Dale Maaaaaa. No grites. - Shhhh. No grito, canto. “... loqueces con cada botóóón quEEEEEEE te desabrochas peNNNZZZando en sus manooooos, él no te ha vissssto temblar esperaaaandooooooooooo… una palabra, algún gesto, un abraaazooooooo… él no te VEEEEE como YO súúúúspiraandoooo.. con los oj…” - Uyyy… PARÁÁÁ FLACO… PARÁ CON LAS LUCES ¿No ves que voy a doblar? ¿Para qué tengo el guiño puesto? “…rle nombrarle… Ay, amiga mía! lo sé y él también….” - Ma, ¿te puedo decir algo rápido? Es una mala noticia. - ¿Qué? Rápido. - Me queda un seis en arte. - ¿No pasas arte? ¿Qué pasa, che? ¿No dibujás? - Siiiii, hago todo, lo que pasa... - Shhh, pará un minuto. “... para verte feliz, oJJJJalá puudieeeera maNarrrr en el alllma, o en la libertAAAd que es lo que a él le haZZe falta… Llenarte los bolsillos de gueRRRas gaanaadas… de sueños e iluzzziones renoovadas… yo quiero rega…” - Maaaa, Corcho se sacó los bracitos otra vez. - Corcho, poné los brazos adentro del cinturón… ¿me escuchaste? PONÉ LOS BRAZOS ADENTRO… Muy bien. “... oJJJJala algúúún día…. escuchaando mi canción de pronto entiendas… que lo que nunca quiZZe fue contar tu historia porque pudiera resultar conmooooverdoraa… pero perdo…” - Tu celular, Ma. - Ay, por el amor de Dios. Estoy manejando. - ¿Te atiendo? - Dale. “... No es inteligeenzzzia ni zzzabidurííía… esta es mi manera de decir las cosas… no es que sea mi traba…” - Ma, NO escuuuucho…. ¿Hola?... Soy yo… Hola Max… Pará que le pregunto… Ma, es Max, ¿puedo ir a su casa mañana? - Si “... IGAAAAA MÍÍÍÍÍÍAAA, PRINCESA DE UN CUEEEENTOOOOO INFIINIIIIIIIIITOOOOOOO… AMIIIIGA MÍA” - Uy Ma... - Shhhhh, ¡un minuuuuto! “… tan solo pretendo que cuentes conmiiigo… AMIGAAA MÍÍÍÍÍÍA… a ver si uno de estossss díííííaaaaaaAAaaAs, por fin aprendo… a hablar sin tener que dar tantos rodeos, que toda se esta historia me impor…” - Pero me lo voy a olvidar. - ¿Qué? - Que... ¿Si Hugo Porta jugara todavía, seguiría siendo el mejor jugador del mundo? - No sé, ni idea. “… ga mía, lo sé, solo vives por él que lo sabe tambiénnnn… pero él no te ve como yo suplicarle a mi boca que diga que me ha confesado entre cooopas… es con tu piel co…” - Porque si lo comparás con Dan Carter de los All Blacks, me parece que no. Diego dice que el rugby de ahora no se puede comparar con el de antes. - No sé. Qué sé yo. “…lá pudiera maNNNdar en el alma…y en la LIBERTAAD que es lo que a él le hace falta… llenarte los bolsillos de guerras ganas, de sueeeños e…” - Uy, mañana no vas a poder ir a lo de Max, tenés dentista. - Nooooo Maaaaaa, por favor. - Bueno, después vemos… “Tu piensas que estoy daando las noticias… AAAMIGAAAA MÍÍA… princesa de un cueeento infiniiiiiiitoo… Ami…” Ya, a la altura del “NOOO, NOOOOO, NOOOOOOOO… AMIGA MÍA” del final, me di cuenta que era más un lamento que un canto. El temón se había convertido en un suplicio dentro del vehículo. Era un martirio para mí y una tortura para los chicos. La situación se había transformado en el padecimiento de un triste aullido de un lobo apesadumbrado. La primavera soñada fue aplastada por el invierno de una realidad sin pausas. Lo único que le pedía al mundo era que me bancara un minuto. Un solo minuto.
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