148. CAROLA Y LA LUNA
- Pajas Bravas
- 9 abr 2015
- 1 Min. de lectura

Carola es la luna. Ella, la noche y su presencia. De día Carola se vuelve tímida y asustadiza. Ella es la luna. Me conmuevo cuando la veo en el revoloteo de una mariposa, o en color lila, en el maracuyá o en el correteo de polleritas traviesas. Pero de noche la siento con fuerza y me dejo caer en su regazo. Carola es la luna. De noche su recuerdo se vuelve brillante, y ella es tan blanca y radiante. Carola es la luna. Ella, la noche y su presencia. De día Carola es desconfiada. Se refugia en el resplandor del sol y se vuelve halo de luz. Ella es la luna. De día su presencia es tierna y sensible. Ella es mi secreto más íntimo. Pero de noche no tiene vergüenza. Se manifiesta orgullosa, bonita y altiva. Ella domina mis mareas y guía mi vida. Carola es la luna. La memoria de ella, serena, encantadora y deliciosa. Carola es la luna. Ella, la noche y su presencia. De día Carola es suave y delicada. Su luz es tenue y su huella es débil. Carola es la luna. Ella de día permanece grácil y apagada. Pero de noche enciende su espíritu y alumbra mi cerrazón. De noche Carola se vuelve dádiva de Dios, es actual, es presente. De noche Carola, mi chiquita, vuelve a la vida. Carola es mi luna.
תגובות