131. SIN BATERÍA RESTANTE

Se me cierran los ojos. Mi energía arroja un comunicado que dice “Batería Baja”. Así llego a las vacaciones, traqueteando sobre empedrado impulsada por el envión del pavimento.

Y ya sé como sigue esto. Mi marido se va a desvelar a las cuatro de la mañana y va a movilizarnos a todos. Yo soy un zombie más a la hora de madrugar. Nos va a meter a todos en el auto, nos va a abrochar el cinturón y me va a pedir que acomode la matera entre mis piernas. Entonces va a poner primera, y con José Larralde de compañero de ruta, nos va a llevar sanos y salvos a destino. La culpa que me produce dejar que cargue con todo este esfuerzo solo, me obliga a hacer de cuenta que lo acompaño. Me siento bien derechita con la mirada en el horizonte. No veo una vaca en un baño, mucho menos distingo luces en la noche. Cada tanto le hablo.

- Gordo, ¿ese camión viene por la mano contraria o estoy loca?

- Es una estación de servicio, gordita. ¿Por qué no te dormís?

- No, no te voy a abandonar.

Sigo rígida. No hay mueca en mi semblante. Solo concentración. Y por momentos, me ausento. Me apago. La rigidez de mi cuello cede y mi cabeza cae, rebota y vuelve. Abro los ojos, pienso que mi marido no notó el espasmo y disimulo comentando algo rápido.

- ¿Qué hacemos con los chicos?

- ¿Cuándo?

- No sé, digo. ¿Qué hacemos cuando lleguemos?

- Gorda, de verdad, dormite.

- Ya te dije, te voy a acompañar.

Abro tan grande los ojos que trazo cinco renglones en mi frente. Le ruego a Dios que me de fuerzas o que termine de una vez con esta agonía. El peso de mis pestañas se calcula en kilos. Vuelvo a exiliarme. Me apago una vez más y mi cabeza cae, rebota y vuelve. Cae, rebota y vuelve. Cae, rebota y vuelve. Cae, rebota y vuelve.

Finalmente llega el alivio. Mi marido, harto del flipper que transporta de mujer, acomoda mi cabeza sobre el apoyacabezas y me redime. La liberación dura hasta que a Pepe Larralde se le ocurra tirar los primeros acordes de “Mi viejo mate galleta” y a mi marido le den ganas de que le cebe unos amargos.

Así, más o menos, arrancan mis vacaciones. No llevo celular ni computadora, solo libros. Por eso, me despido por un tiempito. Voy, descanso y vuelvo.

Les mando un beso enorme.

#Descanso #Humor