120. EL ARTE DE HABLAR
- Pajas Bravas
- 1 dic 2014
- 4 Min. de lectura

C.D.N.A.V.E.L.V. (*1): “No te puedo creer… ¿Asique la dejó?” E.A.A.L.Q.L.E.T.L.P. (*2): “Siiiii, increíble. Yo también me quedé helada.” C.D.N.A.V.E.L.V.: “Qué hiiiiiiijooo de su maaaaaadre. Me mataste con la noticia. Uy, Dios…. ¡Qué duro! Y yo justo esta mañana me pelee con Rody. Lo mandé a que cenara con su mamá si tanto le jode que tenga la heladera vacía. Pará que lo llamo ya, quiero ver en qué anda y me voy al super a comprar víveres...” C.D.N.A.V.E.L.V.: “Ahora que me decís, ese mal parido nunca me gustó, ¿sabés? ¡Nunca! Siempre con esa sonrisita canchera. ¿Tenía que comprarse una moto? Te juro que le veía una mirada turbia. Esto no me sorprende para nada. Te aseguro que la dejó por otra.” C.D.N.A.V.E.L.V.: “Nooooooo, ¿me jodés? Decime que es un chiste. No te creo. ¿Si eran la típica parejita perfecta? Pobre mina. Me imagino que estará hecha percha. Pobrecita. Uyyyy, me dejaste de cama.” C.D.N.A.V.E.L.V.: “Eso le pasa por cornuda. Su vida apestaba. Yo lo entiendo al flaco. Ahora ella que se joda. Le hubiera puesto más energía al matrimonio… ¿viste? Siempre como pidiendo perdón por existir… pobre pibe, bastante aguantó.” C.D.N.A.V.E.L.V.: “Ahh, nooooo. A mí me hace eso mi marido, y soy La Bobbit. Le corto el miembro y lo enmarco. Por eso yo sé que a mí no me pasaría. Él sabe muy bien que lo mato. Y si me entero que hay otra, la mato también.” C.D.N.A.V.E.L.V.: “Qué difícil, pobre. Pobres los dos. Tal vez sea un distanciamiento y luego vuelvan a juntarse. En una de esas él se confundió. Viste que está ese dicho que un pelo tira más que una yunta de bueyes. Las chiquilinas hoy están fatales. Ven un señor con la vida más o menos resuelta y los engatusan. Seguro que se arrepiente y logran solucionarlo. Yo soy partidaria de intentar salvar el matrimonio a toda costa. Sobre todo por los chicos.” C.D.N.A.V.E.L.V.: “Me deja por otra y cambio la cerradura. Olvidate que vuelve a ver a los chicos, olvidate.” C.D.N.A.V.E.L.V.: “Yo haría la vista gorda. Prefiero hacerme la tonta y seguir casada. ¿Volver a empezar? ¿A mi edad? Noooo, yo prefiero quedar como una cornuda, pero no dejarle todo a esa trola”. ________________________________________ (*1): C.D.N.A.V.E.L.V.: Cualquiera de nosotras alguna vez en la vida (*2): E.A.A.L.Q.L.E.T.L.P.: Esa amiga a la que le encanta traer la primicia ________________________________________ Qué manera de opinar que tenemos los humanos. El mayor problema es que hablar no tiene cargo, es gratis. Si fuera costoso, pensaríamos antes de derrochar ideas vacías de contenido e invertiríamos más tiempo en oír, escuchar y aprender de personas que saben de lo que hablan. Se reduciría bastante el pesado arte masivo de dar cátedra. Hablamos de lo que no sabemos, opinamos sobre caminos que no hemos transitado jamás, emitimos juicios de valor y casi nunca empatizamos. Calificamos a las personas, deliberamos sobre problemas ajenos y nos creemos dueños de la verdad. Juzgamos a la que dejó de amamantar a los tres meses y criticamos a la que sigue amamantando a su hijo de dos años. Enjuiciamos a las embarazadas de bebés no buscados y nos preguntamos cuánto más van a demorarse esos dos en adoptar. Condenamos a la mamá de Camila por desearle una muerte digna a su hija, y nos horrorizamos con quienes se encarnizan con sus moribundos. He oído opiniones de censura y reproche hacia Brittany Maynard por resolver darle fin a su cáncer terminal con un suicidio asistido y yo de verdad me preguntaba: “Quién tiene derecho alguno a castigar aún más a esta pobre joven”. Nos rasgamos las vestiduras cuando vemos chiquitos pidiendo monedas y manifestamos nuestro repudio pero nunca tuvimos hambre. Estamos constantemente alardeando de lo excelentes padres que somos, aconsejamos inclusive cuando no nos llaman a opinar. -Yo le pondría un bucito a Mateo, Sol. Está refrescando. -Ay no, ¿vas a cesárea? Esa moda la incitan los obstetras para cobrar más honorarios. Cambiá de médico e intentá un parto natural. -¿Mastitis? Uy, que horror. Eso es porque no fuiste ordenada. Es una lola por vez cada tres horas. Y si está durmiendo, lo despertás. -Mis hijos jamás se llevaron una materia. El colegio está hecho para la media. Si los hijos de Julia se llevan sistemáticamente seis materias cada uno es porque son unos vagos de atar. Y ella no se ocupa. -¿No comen vegetales? ¡Qué espanto! En casa fue obligatorio siempre y hoy mueren por las ensaladas. -Qué tus hijos no lean es culpa tuya. Los míos se van a dormir temprano y leen una hora todas las noches. -Vive enfermo ese chico, hacele un estudio de sangre. Está anémico seguro. -¿Es tu primer hijo?... Ay, que divino. Se nota. Qué amor como lo sobre abrigas. Yo tengo siete hijos que vivieron desnudos y nunca un moco. -Para la bajada de la leche, pañitos tibios. Es lo único. Y así podemos seguir toda la vida. Somos como pequeños generadores de verdades absolutas. Qué bueno sería frenar este impulso del habla vacío, el consejo presumido y la crítica infundada. Qué grandioso sería ser la dueña de miles de opiniones oportunamente acalladas.
Comments