106. LOCA

Los hechos y/o personajes de este relato no son para nada ficticios. Cualquier semejanza con la realidad que se vive de lunes a viernes dentro del Peugeot 206, no es pura coincidencia. Y cualquier asistente social que considere apropiada una intervención, podrá tomar cartas en el asunto. “¡Hola gordos! Abróchense el cinturón. ¿Cómo les fue?” … “Tincho, ¿todo bien?” … “¡Bueno, entoncescontestaaame gordo, no te pido que me recites el preámbulo de la Constitución, simplemente: “Si, mamy, todo bien” … y ya está, ¡no te hincho más!” … “¿Se abrocharon los cinturones?” (Seguro que Facu no se lo abrochó) “Facu, no te abrochaste, ¿no?" (de nuevo estoy potenciando lo negativo. Va de nuevo) "Facunchi, primero te abrochás y después seguís peleando con tu hermano”… (¿Le pregunto ahora o voy a ser una pesada? Mejor le pregunto ahora que estamos en la puerta del colegio) “Tincho, ¿tenés tarea?”… “Seguuuro, ¿no?. Mirá que todavía podemos buscar cualquier carpeta que te hayas olvidado" … “Buehhh! Qué suerte entonces. Vos Facu ¿Alguna sanción?” … “¡Qué bueno! ¿Alguna felicitación?” … “Yyy… hay que esforzarse un poquito más. Ya te van a dar una, ¡vas a ver!” (Algo me oculta) “Que carucha, Facunchi, ¿qué pasó? No me digas que te mandaron a dirección...” (La que te parió, ¡yo sabía!) “¿Por qué? ¿Por qué siempre te dicen a vos que vayas a dirección, gordo? ¿No será que estabas molestando en clase?”… “Buehhh, por las dudas, vos seguí esforzándote, ¿si gordo?” … (A que Facu no se puso el cinturón) “Facu ¿te pusiste el cinturón?” … “Pero CARAJO Facundo, siempre lo mismo gordo. ¿Tres veces te lo tengo que decir?” (Puff, que cosa!... Basta, no tengo que jorobarlos más. Tengo que aflojarle a la tensión del entrecejo que me estoy arrugando. Un poco de Norah Jones para cambiar el aire) “Chiquitos, ¿se comieron las tres empanadas?” (¡Pucha! ¡Qué cosa, che! Me tengo que relajar, respirar y hablar pausado. No es tan grave) “Martín, tenés que comerte las tres. Son muchas horas en el cole, gordo. Además, ahora tengo que tirarla y hay chicos en Chaco que no tienen nada para comer” (Basta, no les rompas más las pelotas.) “Facu, te pusiste el cintu, ¿no?” … (Just checking.) “Bueno, ¿alguna novedad? ¿Están cansados? ¿Ni me hablan? (¿Por qué tendrían ganas de hablar conmigo? Me temen. Los entiendo. Debería sacar algún tema trivial) “Facunchi, ¿Trajiste tooodos los lápices de colores?” (Ahhh, soy una hincha pelotas. ¡Tengo que dominarme!) “¿Encontraste el amarillo?” (Controlate loca, me das miedo. Cortá con el cuestionario inquisitivo. Respira pausado. Acá viene el discurso) “¿Cómo que no lo podés encontrar? ¿Qué pasa en esa clase? Alguien tiene 8 juegos de 12 lapicitos de colores que dicen “Pettigrew”. Facu, van 8 cajas de lápices… 8 x 12, (No compré leche) que sé yo, son un montón de lápices.” (Pufff, que horror. Pobrecitos… Y Norah no colabora en nada. Soy una desquiciada. Cuando tengan la posibilidad, van a decidir volver en Bondi) … “¿Qué pasa Tincho? ¡Qué carucha!”… “Está bien, es que te veo tan pensativo. ¿Estás seguro que no tenías tarea para mañana? Me parece tan raro. Justo ahora que vienen los exámenes…” (¡Pero será de Dios! ¡Yo sabíííía!) “Martín, ¿será posible? Mirá que te pregunté, ¡carancho! ¿Por qué te olvidaste la carpeta?” (A noooo, que pregunta tan tonta. En serio, tengo que hacerle caso a la psicóloga y elevar sus potenciales. Respiro.) “Bueeeeno gordo, no te preocupes, llamo a alguna mamá, alguna me lo pasa por whatsapp. Quedate tranquilo. Vos también Facunchi, cambiá la carucha amor. Podemos pasar por la heladería y comprar un cuarto de helado, ¿quieren?” (Paaaa, que tufo) “Chicos, por el amor de Dios, ¿quién se sacó los zapatos?” (Así. ¡Con amor!) … Hermosos momentos. Tiempos de dedicación. Ocasión de coloquio.

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