90. EL VUELO DE MI MARIPOSA
- Pajas Bravas
- 3 sept 2014
- 2 Min. de lectura

Soy mamá de tres varones y una mariposa, y hoy es su cumpleaños.
Mi hija cumpliría cinco años. Y aunque todavía siento el calor de su cuerpito en mis brazos que permanecen tibios, el frío de los siglos que nos separaran hiela los abrazos que nos dimos. ¿Podrá verme? ¿Escuchará todo lo que le digo?
Nunca pude soñarla. Sigo anhelando ese momento del que leí infinidad de veces y que espero con tanto afán. El sueño que me dé la oportunidad que no tuve de decirle lo que siento, y que ella me cuente como está. Quiero abrazarla y reposar en su cuellito regordete. Quiero escucharla decir que está bien, y luego despertarme con esa paz y esa conciliación del deber cumplido.
Yo aprovecharía la oportunidad de confesarle que su ausencia es un dolor permanente. Me sinceraría y le diría que lo único que podría ser peor que haberla perdido, es la espantosa idea de nunca haberla tenido.
Le diría también que lo que más extraño de ella, es justamente lo que no pudimos compartir. Extraño la imagen de ella y yo confidentes. Extraño nuestra complicidad batallando contra los machos de la casa. Me entristece no peinarle el pelo y enseñarle a maquillarse. Quisiera tener aquella charla femenina. Extraño no poder decirle que es lindísima, lamento mucho no poder secarle las lágrimas con amor y convencerla de que ese rufián no la merecía. Me apena saber que no seré la abuela de sus hijos y que no podré darle consejos y calmar sus angustias.
Añoro con todo mi corazón ser la mamá de Carola, de verdad. Pero la libertad de mi mariposa me reconforta.
¡Feliz cumpleaños, Panchita! Keep on flying…
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