70. DEBILIDADES QUE NOS FORTALECEN
- Pajas Bravas
- 24 jun 2014
- 2 Min. de lectura
Un simple pensamiento que se me cruzó cuando leí un artículo acerca de la importancia de no permitirse ser débiles frente a un mundo que pisotea fuerte. En este artículo, el autor propone no conocer nuestras fragilidades que, según él, llevan a la cobardía y al quebranto. Yo no concuerdo.
Con la dislexia siempre en la punta de la lengua, mi chiquito vino el otro día impresionado por la facilidad de palabras que tiene uno de sus amigos de clase. Mientras comíamos, simulaba ser este “genio” y se refería a la desenvoltura con la que maneja su léxico y sus geniales contestaciones. Las imitaciones eran lo más gracioso. Verlo tratando de hablar en velocidad y cerrando siempre la oración con un “¡ay, no me sale!” o “¡no, no, así no era!”, era para comérselo. Me produjo mucha ternura darme cuenta que sus sentidos estaban cautivados por eso que él siente que le falta, destreza en el lenguaje.
Me quedé pensando…
No creo que muchos estén pendientes de la gambeteada lingüística de este “astro” (según mi hijo). Es su propia fascinación que nace al ver semejante habilidad donde él hace agua. Pero, como dije hace tiempo cuando escribí acerca de su aceptación como disléxico (un escrito que aún lo subí a la página), veo fortaleza en esta debilidad. Es en este fanatismo que tiene por las palabras bellamente entrelazadas en lugar de estrelladas, donde se apoyan sus pilares. Porque gracias a su esfuerzo por no caer en la frustración, en ser cada día más tolerante con su carpeta de lengua, el auto-aliento que se da con cada nota por debajo de 7 y su espíritu de superación, la inseguridad va desapareciendo.
He leído mucho acerca de fortalezas y debilidades. Hay tantos puntos de vista como profesiones que se interesan al respecto. Psicólogos, psiquiatras, economistas, sociólogos, y la lista sigue. En algunos casos, opinan que el éxito se logra mediante los puntos fuertes, eliminando o desconociendo los débiles. Que las debilidades desaconsejan las luchas y producen temor. Yo opino distinto. Yo creo en una lucha cuerpo a cuerpo contra lo que nos produce inseguridad. Yo vi en mi hijo como, alrededor de sus tierras infértiles, crecen el arrojo, el esfuerzo, la voluntad, la osadía, el denuedo, la determinación, la pujanza, el vigor… ¡su fortaleza!
Yo opino como Pierre Corneille: “Huid de un enemigo que conoce su debilidad”!!!
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