63. SOMETER A LA BESTIA
- Pajas Bravas
- 28 may 2014
- 1 Min. de lectura
Un sobresalto desagradable. Una turbación. Una noticia que no esperábamos nos cacheteó la nuca.
Apareció cobarde por atrás, justo cuando todo parecía estar tan bien. Y claro, estábamos mirando para otro lado. No la vimos venir.
Ese golpe, el de una mala noticia, duele. Su fuerte es tomarnos por sorpresa. La primera sensación es ardor. Sentimos calor. Lo siguiente es confusión. El desconcierto nos ubica en posición de inferioridad. Entonces, digerimos la novedad. Nos incorporamos, y volteamos.
Ahí está. Es una fiera. Sus ojos intimidan. No pestañea y eso es aterrador. Nos clava su mirada, violenta y rapaz, y a nosotros se nos hunde el pecho. Esto impide que respiremos con normalidad. Estamos vulnerables. Sabemos que mientras más asustados estemos, más poderosa se vuelve la espantosa noticia. Podemos voltear y salir corriendo. Esa es una opción. Intentar huir de éste injusto combate del que nada tenemos que ver. Es una opción, pero no es una solución. En nuestro interior sabemos, que en el segundo en que giremos, la bestia se lanzará sobre nosotros, nos embestirá y nos morderá. Moriremos desangrados, en soledad y sintiendo la furia de la injusticia.
También podemos quedarnos ahí parados, demostrando o fingiendo que controlamos la situación.
Enfrentar ésto que nos pasa. El engaño de un ser querido, un embargo o una estafa, un diagnóstico nocivo, un telegrama de despido, un negativo o un positivo, un sinrazón. Podemos plantarnos firmes, afrontar el problema con coraje y, en una de esas, hasta logremos desconcertar al monstruo y revertir la situación. Esta vez, estamos en posición de superioridad. ¡Es posible triunfar a pesar de todo! ¡Podemos someter a la bestia!
Comments