43. NO ME VEAS, MIRAME
- Pajas Bravas
- 9 abr 2014
- 2 Min. de lectura

-Ay Mamy, si pudieras sacarte esa angustia del corazón… Estás empecinada en tratar de sacarme adelante, pero no me estás mirando. Ves en mí a tu bebita frágil, pero no miras la fuerza que tengo. Tus ojos agotados me hablan, tu ánimo endeble siempre en riña con la mujer poderosa. Y las horas de tratamientos. ¡Mamy, mirame! -Ay Mamy, me quiero ir pero no me voy porque no estás lista. Otra tarde más de masajes y estimulaciones. Vos seguís viéndome con amor, pero no me mirás. Mis carencias no son carencias, si lograras frenarte, aliviar tu mente, acallar tu rugido, suavizarte, sentirme, conectarte conmigo y mirarme, sabrías que son abundancias. El problema es que me miden con los estándares generales, y yo soy yo. Pero no me mirás. Lo que me falta de enérgica, me sobra de valiente y serena. Quiero descansar, pero voy a esperar tus tiempos. -Ay Mamy, estoy encerrada en este cuerpo y no logro que me mires. Me seguís llevando a médicos, curas y sanadores y lo que necesito lo tengo acá conmigo, te necesito a vos. Me diste la vida, la tomo. Pero no soy compatible con ella. Si me miraras, y dejaras de verme con compasión, descubrirías el vigor de mi alma. Mi vitalidad es imperceptible a los ojos de la ciencia, pero deberías confiar en mí y no en ellos. Yo viví dentro de mí toda la vida, me conozco y estoy cansada. Quiero hacer este viaje sola, no tengo miedo. Pero no me voy porque no podés vivir sin mí. ¿O si? -Ay Mamy, necesito que lo escuches a Daddy. Dejame ir. Vos sos un ancla para la mariposa que llevo dentro, me volvés oruga una o otra vez con tanta medicación. Te esforzas tanto, yo te lo agradezco, pero es tiempo de que vos vivas tu vida junto a los nuestros y que yo vaya por fin a donde me esperan, donde te esperaré. Mirame por favor, y dejá que descansemos las dos. -Ay Mamy, me voy. Llegó el momento. Es probable que no estés lista pero yo sí. Te di tiempo, traté de que me miraras pero solo me viste. No me soltaste nunca. Luchaste por retenerme hasta las últimas consecuencias y ahora, que por fin decidí irme, no podés entrar a mi cuarto para despedirte. Yo te escucho, le decís a Daddy que no podés. Y está perfecto que así sea porque no podés. No estás lista. No sientas culpa. Si vinieras a despedirte, no me iría.
Comments