37. SEGUNDAS OPORTUNIDADES
- Pajas Bravas
- 25 mar 2014
- 2 Min. de lectura
La imagen que reproduce mi mente sobre las segundas oportunidades podría describirse como la de Alan Faena caminando en José Ignacio en el mes de marzo. Es la postal de un andar pausado, con los pies descalzos sobre arena tibia, vestida con ropa blanca inmaculados, el sol calentando mis hombros y una capelina (infaltable). Es una recompensa. Una segunda oportunidad es la oportunidad de valorar el doble, es estimulante y vivificante. Una segunda oportunidad es alentadora e inspiradora. Invalida la primera oportunidad que, por algún motivo, fracasó. Y esta nueva oportunidad llega trayendo alivio. Escuché y leí mucho acerca de la importancia de la red de contención en momentos de turbulencias. Es una red que se forma con personas amorosas que se unen para sostener y apoyar al que, en soledad, se hundiría. Bueno, yo fracasé en la primera oportunidad que me fue dada. Hice todo lo posible para no conservar mis amistades. Tuve un novio eterno, inseguro y egoísta, una religión extremista y dictatorial y una personalidad influenciable. Pero me dieron una segunda oportunidad. Me regalaron la posibilidad de formar ésta red de contención de amigas cariñosas. En la etapa media de mi vida me topé con personas que me inspiran e iluminan. Son aliento y animo. Me aceptan en crudo. Me río junto a ellas en noches llenas de caipirinhas, me angustio en impaciencia apiñada entre ellas en salas de espera, me sincero a cielo abierto entre el llanto y la carcajada. Ellas, mis amigas de la crema exfoliante y la excitación de Cristian Castro, son la segunda oportunidad que me dio la vida. Espero seguir bailando junto a ellas con la misma excitación hasta el tarro de antiage y el fin de fiesta.
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