1. LA LLAMA BRAVA DE MI ALMA

Cuando una tiene miedo de pecar de vanidosa, y acalla los consejos desinteresados de personas que te quieren sinceramente, creo que también termina pecando… de inhumada. Porque al sumirse y ocultarse, fatalmente termina sepultada. Siempre en piloto, la llamita de mi alma vivía simplemente para no morir. Pero era tan débil que su luz no alumbraba ni relucía, y su calor refrigeraba. Básicamente, porque soy una mujer insegura. No me creo interesante para nada. No creo que tenga mucho para trasmitir, tampoco sabría a quién. No soy encantadora, no soy atractiva, “soy arisca y gredosa”, soy esquiva, tímida, retraída, solitaria y sobre todas las cosas todas juntas, soy muy cobarde. Soy una Paja Brava. Creo que hay que tener coraje para desnudarse y dejar que vean la llama del alma. Aunque suene irónico suponiéndome una paja brava, me resulta muy “espinoso” comenzar a transitar este camino desconocido. Pero llegué a un punto en el que no puedo seguir negándola (refiriéndome siempre a la llama). Está dentro mío cuestionando por qué la acallo, exhortándome a revivirla, animándome a revelarla, pretendiendo brillar que para eso existe. ¿Qué pasará de ahora en más? Ni idea. Es un rinconcito escondido donde habla mi alma brava sin reparo, sin poda y sin fumigación. Que crezca libre.

#Personal #Motivación